Otro método, con el que no necesitas tocar al perro, es con un aspersor pequeño de agua, como los que lleva la gente a la playa, para refrescarse, cada que el perro ladre, dices shhhhhhtt y lo rocías con agua en el hocico, es solo un chisguete, en ese momento se callara y, claro, lo hará de nuevo, mismo procedimiento, siempre acompañado al mismo tiempo por el shhhhhttt, en la cuarta ocasión, solo dirás shhhhhtt, sin rociarle agua, si se calla, en ese momento, “bien” y premio.
De esta forma le estarás enseñando al perro, a callarse cuando se lo indiques condicionando una orden verbal, el ladrido se refuerza a si mismo, por eso tienes que tener control sobre el y lo mejor de todo, sin tocar al perro, y con una sola orden.
Este ejercicio premiando, lo tienes que hacer varios días, para que quede establecido, luego generalizas estímulos y liberas.
Jorge Alzaga Ubeda